martes, septiembre 05, 2006

 

Miércoles 16 de agosto de 2006 (Nakhon Ratchasima - Wat Phanom Rung - Wat Prasat Meuang Tham - Lahan Sai - Aranya Prathet)



Este hotel es una ruina! Menuda nochecita. Para colmo el desayuno no estaba listo a la hora prevista, así que nos fuimos a dar una vuelta por el mercado que estaba justo al lado, que resultó ser lo mejor de la ciudad; pudimos ver como se despierta una ciudad tailandesa. Aquí los monjes también van pidiendo comida, pero no solicitan las ofrendas de arroz hervido, sino que van de puesto en puesto seleccionando lo que les apetece. Se ponen delante del puesto que les gusta, esperan a que su propietario les dé comida y se arrodille, y luego le recitan un mantra (suponemos que es una especie de sortilegio para que tenga un buen día de ventas). A veces el propietario tenía 60 años y el monje sólo 10, lo que le daba un toque un poco "surrealista" a la situación.

Aunque casi acababa de amanecer, todas las calles estaban puestas, los vendedores callejeros trabajando y los paisanos comprando.

Bueno, algunos preferían seguir durmiendo...

Al final conseguimos desayunar, pese al descontrol. Había apenas dos personas sirviendo las mesas, eso sí, muy sonrientes, y los platos no tenían un orden concreto. El comedor estaba tan cutre como el resto del hotel. Daba la sensación de que estaba cerrado y lo habían abierto para nosotros, sin limpiarlo previamente. En fin, menos mal que sólo fue una noche.




Nos fuimos, al fin, en dirección al templo Phanom Rung (40 Baths). Había que subir un poco, y a Luis le costó. Una vez arriba la vista era muy bonita, y el templo, precioso.

El monje de la derecha pasaba por allí, junto con otros, y se ofreció a explicarnos que un "lingam" es un símbolo fálico. En la foto del centro se aprecia mejor el tamaño.

Al bajar compramos en los puestos de artesanía un móvil chino metálico y jabones de sándalo.

Luego fuimos al templo Prasat Nevang Than, que estaba al lado.

Para comer, otra vez improvisando. Paramos en un pueblo con algunos restaurantes locales. Jose compró en un puesto un muslo de pollo escuálido y Maite me invitó a plátanos.
Al final terminamos sentados en uno de los bares comiendo arroz.

El señor de la foto de la derecha fue a buscar sus gafas para poder verse mejor en el visor de la cámara. Estaba feliz. Ojalá hubiésemos podido mandarle esta foto, le habría encantado!

Después de comer fuimos a ver un mercado que había al lado y descubrimos que en los puestos tenían comida mucho más apetitosa
que la que habíamos comido, pero aún lo estaban montando. Era muy bonito, este mercado. La gente se reía mucho de vernos hacerle fotos a todo. Una de las vendedoras (la de la foto del centro) nos pidió que por favor le hicieramos una foto, y nos dió las gracias con mucho entusiasmo.


Seguimos la ruta y llegamos a Aranya Prathet. Nos fuimos a dar un paseo por otro mercado genial, con muchos puestos de comida. Dimos varias vueltas haciendo tiempo para comprar algo y cenar, pero nos encontramos con Enrique y Carmen y luego con Luismi y Gustavo y nos fuimos los seis a cenar al hotel, que de nuevo es bueno. Véase el saludo de la foto de la derecha. Sabaidee...






Junto a nuestra mesa estaban Yolanda, Ana, Iker, Susana, Maite y Ros, todos muy guapos y dispuestos a cenar estupendamente, como se puede deducir por sus sonrisas.





Mientras estábamos cenando nos avisaron de que había apsaras bailando en los salones contiguos, así que nos acercamos un ratito para verlas. Eran muy guapas.

En la foto de la derecha se puede ver a Jose reflejado en el espejo, agachado cámara en mano.

Debía haber un congreso de funcionarios en el hotel, porque estaban por todas partes con sus camisetas amarillas, estaban geniales.

Esa noche había orquesta en el comedor, y mientras cenábamos nos amenizaron la velada. Luego se subió al escenario uno de los funcionarios que estaban cenando y empezó a cantar por Frank Sinatra, ante la indiferencia de los demás. Por supuesto, les hicimos fotos, a lo que aceptaron encantados.

Antes de irnos a dormir probamos un sillón de masajes que estaba en el hall del hotel. Otro momento de nirvana. Era como si numerosos dedos presionaran por la espalda, cabeza y trasero. Genial!!!!


A día siguiente nos fuimos de Tailandia.


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