lunes, septiembre 04, 2006

 
Lunes 14 de agosto de 2006 (Ubon Ratchathani - Nakhon Phanom - Sakon Nakhon - Museo Ban Chiang - Udon Thani)


Seguia lloviendo. Salimos en el autobús y, al llegar a Nakhon Phanom dejo de llover. Este dia vimos la Estupa de oro Phra That Phanom, templo sagrado por excelencia en Tailandia.

PAPELERA ELABORADA CON UN NEUMÁTICO DE CAMIÓN

Cuando llegamos, nos quedamos encantados con lo que vimos allí. Como sucede en los lugares de peregrinación, el ambiente que se respiraba era fantástico, la buena energía se podía palpar. En las puertas había numerosos puestos con flores de loto, varitas de sándalo y velas para las ofrendas. Todo era de un colorido precioso, y olía muy bien, entre las flores y el sándalo. Todo el mundo hacía sus ofrendas y nosotros también. La Estupa era magnífica, toda dorada, grande y refulgiendo al sol.

Al entrar nos dieron 3 varitas de sándalo, 2 flores de loto, una vela y un trozo de pan de oro, que se pegaba en el busto del maestro, tal y como aparece arriba a la izquierda. El resto se encendía u ofrecía en la oración.













Pero lo mejor del día fue cuando llegó un grupo bastante numeroso de monjes, y empezaron a dar vueltas alrededor de la estupa, con las manos unidas delante del pecho y recitando sus mantras.



Les seguían los peregrinos y algunos del grupo hicieron lo mismo: Carmen se fue tras ellos juntando sus manos y dejándose llevar por el misticismo que había en el ambiente.

Nosotros nos parábamos a hacerles fotos, y algunos sonreían encantados. Uno de ellos metió su mano bajo la túnica y sacó un móvil con cámara, y nos hizo también fotos a nosotros. Debíamos parecerles tan pintorescos como ellos a nosotros.












Tras la procesión, se dejaron fotografiar todo lo que quisimos, posando algunos con nosotros aunque, eso sí, las mujeres no podíamos ponernos junto a ellos, debía haber un hombre en medio. Por supuesto, no podíamos tocarlos.

Incluso el que parecía su superior posó mil veces, siempre sin perder la sonrisa. Este hombre emanaba paz y a la vez autoridad, un carisma indiscutible para dirigir y a la vez servir. Sin duda demostraba con su vida los preceptos más importantes del budismo, sin aspavientos, contagiando ese vivir afable y alegre, disciplinado y sereno.



Salimos de allí con las energías renovadas, rumbo a Sakon Nakhon, donde paramos a comer.

A partir de ese momento, empezamos una carrera para poder llegar antes de las 16:30 al Museo de Ban Chiang, pues cerraban a esa hora. El conductor iba rapidísimo, menos mal que desde detrás no se ven ciertos adelantamientos. Por cierto en Tailandia conducen por la izquierda, pero adelantan por cualquier parte.

La forma de conducir por aquí es bastante peculiar: por ejemplo, si quieren adelantar, empiezan la maniobra cuando quieren, independientemente de que venga otro vehículo o no de frente. Entonces, éste, si es más pequeño, simplemente se acerca más a la cuneta. Sencillo ¿no? Por supuesto, no hay policía de tráfico.

Como íbamos diciendo, tras la carrera contrarreloj, llegamos al museo antes de que cerraran. Es Patrimonio de la Humanidad, y muestra los utensilios de barro más antiguos del mundo ( tienen alrededor de 6.000 años).

Hay que decir que por esta zona de Tailandia no se veían más guiris que nosotros, porque no es la zona turística propiamente dicha. Esto hacía que la gente, y sobre todo los niños se asombraran al vernos, montados en ese enorme autobús. Incluso en una ocasión una niña se giró y tropezó con Jose. Empezó a mirar hacia arriba, asustada al ver a aquel gigante con barba, y se echó a llorar. Eso sólo pasó esa vez. Todo el tiempo los niños nos saludaban con la manita gritando “hello”!!! y había que estar pendientes para hacerles caso.

Tan pocos turistas han pasado por aquí, que en libro de visitas del museo no había nada escrito en caracteres latinos, así que fuimos los primeros en firmar.


Para la ocasión, le encomendamos a Fernando que pusiera algo en nombre de todos, y parafraseando un texto de Cervantes, muy bien elegido, por cierto, escribió lo siguiente:

"Ban Chiang, (Salamanca) que embruja la voluntad de volver a ella a todos aquellos que la apacibilidad de su morada han quitado"
Licenciado Vidriera (Miguel de Cervantes)




Tras visitar el museo, nos fuimos a nuestro próximo destino, en el que dormimos: Udon Thani. Es una ciudad agradable. Dimos un paseíto hasta un lago que resultó ser el punto de encuentro de las parejitas. Había muchos chiringuitos y bastante gente paseando. También pudimos ver a los puestos para masajes: de pies, faciales, o de cuerpo entero. Me habría dado uno de pies, pero como ponían aceite, temí que me resbalaría, y no era plan.

Intentamos pasar al recinto de una feria que había instalada, pero estaba todo embarrado.

Seguimos paseando. Encontramos unos grandes almacenes y echamos un vistazo para ver los productos del país. Había gran cantidad de cosas que no sabíamos si eran sopas, detergentes o postres … Al final compramos polvos de talco aromatizados para mi mami.

Pasamos por un 7eleven, donde compramos comida y cenamos en el hotel.

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