domingo, septiembre 03, 2006

 
Domingo, 13 de agosto de 2006 (Isla Khong - Cascadas Khon Phapheng - Paksé - Chong Mek - TAILANDIA: Phibun Mangsahan - Wat Phu Kao Kaeo - Ubon Ratchathani)

No paró de llover en toda la noche. Por fin, más descansados, partimos de la isla Khong. El autobús tuvo que salir a las 6 de la mañana porque, al ser Domingo, sólo había un ferry a esa hora. El equipaje nos lo llevó el personal del hotel, una hora más tarde, en sus propias barcas, hasta el autobús, que estaba al otro lado del Mekong.

Mientras estábamos desayunando, y sin esperarlo, pudimos ver a los monjes recibiendo su comida diaria de manos de los lugareños. Cruzamos de nuevo el Mekong, en barcas del hotel, hacia el autobús. Llovía, y nos tuvimos que proteger como pudimos. Aún así, nos mojamos.

Nos llevaron a las mencionadas cascadas, las que decíamos ayer que llamaban “las Niágara del Sudeste Asiático”. Decepción. No eran más que simples saltos de agua y unos rápidos de nivel 5 como mucho. Las hemos visto mejores.

Mª Jesús, Carmen y yo decidimos quedarnos en el autobús y charlar un ratito. Cuando vuelven Jose y los demás, nos animaron a salir a verlas. Nos resistimos un poco porque llueve, pero al final fuimos. No son nada del otro mundo. No merecen la pena los 200 y pico kilómetros que hemos hecho para verlas.

Regresamos a Paksé y visitamos el mercado bajo una intensa lluvia (menos mal que estaba cubierto). Fuimos a Chong Mek, donde cruzamos la frontera. Nos despedimos de Tuc. Ya no llovia.

Habíamos quedado con nuestro guía local tailandés, Luis, a la 1 del mediodía, y allí estabamos puntuales. Como era domingo, los aduaneros nos exigieron pagar 1 dólar a cada uno por ponernos el sello de entrada en el pasaporte. El trámite fue rápido. Cargaron el equipaje en tres carros (6$), pues debiamos cambiar de autobús, mientras caminabamos por tierra de nadie hacia Tailandia. Todo el grupo le dio propina al guía y al chófer. Vimos pasar por un riachuelo que debía hacer frontera a “sin papeles”, entre basura, con mercancías de contrabando para trapichear.

Una vez en Tailandia, nos reencontramos con Luis, que nos esperaba con otro autobús, o superautobús, enorme, y nos prometio “ensalada de papaya” y el paraiso, para resumir.

Esto no se cumple, pues parece que constantemente está improvisando. Al llegar a Phibun Mangsahan, dimos numerosas vueltas hasta encontrar un sitio para comer, pues no tenía nada preparado. Terminamos comiendo en un puesto callejero: arroz frito con verduras, sopa de noodles y cervezas (muy barato, eso sí).

Fuimos a visitar el templo Wat Phu Kao Kaeo, construido recientemente respetando los simbolismos de la civilización Khmer.

Por fin, llegamos a Ubon Ratchathani. Dimos varias vueltas con el autobús hasta que consigue llevarnos al hotel, que es un resort super lujoso que está en las afueras. Demasiado lejos del centro.

Salimos a dar un paseo, pero no había nada de interés por los alrededores. Empezó a llover y nos volvimos al hotel. Internet en el hotel: 1 hora = 60 bahts.

Esa noche cenamos como auténticos turistas, en contra de nuestra costumbre, en el restaurante del hotel (650 bahts los dos, un dineral).


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