domingo, agosto 13, 2006

 
Martes 8 de agosto de 2006 (Luang Prabang - Poblado Khmu - Phou Khoun - Río Namsong - Vang Vieng)

Como ya nos ibamos de Luang Prabang, y queriamos ver a los monjes recibir su comida en ese precioso escenario, nos levantamos a las 5 de la manana, y tras dejar las maletas listas para salir a las 8, salimos sin desayunar en busca de un tuk-tuk que nos deje en el centro. Curiosamente siempre aparecia alguno cuando estamos saliendo del hotel.

Coincidimos con Gustavo y Luismi, que tenian las mismas intenciones que nosotros, asi que, tras el consabido regateo con el tuk-tukero, partimos.

Una vez en el centro, nos separamos de ellos, y enseguida nos encontramos con una fila de monjes. Todo estaba precioso, con esa luz y los colores de las tunicas, en silencio y ellos solemnes, hambrientos y descalzos. Eran muchos y lo llenaban todo. Las senoras estaban en cuclillas, pues como ya contabamos, no pueden permanecer en un nivel superior a ellos.





























Las lugarenas les daban arroz, rollitos y poco mas. Habia una extranjera que no debia saber que no debia estar de pie y los monjes pasaban de largo. Solo los mas chiquitines sucumbian porque ella les ofrecia chocolatinas, todo con la mano, y lo introducian en el cesto que estos llevaban.

Estaba a punto de comprar arroz y ofrecerlo tambien, pero nos parecia una guirada. Despues pensamos que esa era la forma que tenian de comer, asi que compramos a unas senoras que se dedican a eso, una racion de arroz por 1/2 dolar, me puse en cuclillas y me integre en el ambiente.

Cuando todos han recibido, vuelven a sus monasterios y la ciudad comienza su actividad.

No llovia, asi que aun tuvimos tiempo de dar un paseito por el borde del rio. Estaba todo tranquilisimo. Que ciudad!, permanecera en nuestro recuerdo como una de las mas agradables que conocemos.

Volvimos en tuk-tuk al hotel y ya estaban desayunando algunos. Que hambre!. Tomamos zumo, tortilla, tostadas, te y fruta.

Nos esperaba un largo dia de autobus. Serian 250 kilometros por carretera de montana hasta Vang Vieng. Los paisajes eran preciosos. Aqui no se miden las distancias en kilometros, sino en tiempo segun las condiciones de la carretera. En fin, como estabamos de vacaciones, pensamos que ya llegariamos.

El aire acondicionado del autobus hizo que todavia fuesemos mas lentos, especialmente cuando habia que subir una cuesta. Nos reimos al principio, pensando que a este conductor no le quitarian ningun punto del carnet. Al final ya estabamos mas que hartos de autobus, pensando que en tuk-tuk ya habriamos llegado...

Hicimos una parada en un pueblo de la minoria etnica Khmu, que nos miraban como a bichos raros, pero con la inocencia que los caracteriza, y se reian mucho. Debiamos parecerles extranisimos, vestidos como los que ven en las peliculas, y en un autobus enorme, de los que no abundan por aqui. Los ninos nos rodearon enseguida. Habia muchisimos, y ya no nos quedaban globos. En los bordes de la carretera hay unos grifos que les surte de agua, y alli se estaban lavando un monton de ninos, ellos solos, pasaban los camiones, y nadie los vigilaba, pero no les pasaba nada, y ademas se lo estaban pasando de miedo.

Hicimos mas tarde otra parada antes de llegar, en Phou-Khoun, para pipi y cervecita.

Por fin llegamos tras 8 horas (!) en recorrer 250 kilometros. Cogimos unas canoas para dos personas para que nos llevaran a Vang Vieng, a traves del rio Namsong, afluente del Mekong, asi descansariamos de autobus. Tuc, nuestro guia local nos ofrecio la suya que parecia mas comoda. Nunca se lo agradeceremos bastante, porque al tomar la que en principio iba a ser para nosotros termino empapado porque hacia agua por todas partes. Gracias Tuc!. Por lo visto todas las canoas estaban agujereadas menos la nuestra. Siempre hubo clases!.

Durante el trayecto vimos el montaje que hay en el rio, para guiris mochileros. Sonaba musica bacalao procedente de chiringuitos, y se podian ver columpios sobre el agua, trampolines y todos se desplazaban rio abajo en unas ruedas de tractor mientras bebian cerveza.


Una vez en Vang Vieng, tras un trayecto de 45 minutos en canoa, aproximadamente, tomamos posesion de las habitaciones, que eran unos bungalows muy acogedores, junto al rio. El pueblo no tenia gran interes, asi que decidimos quedarnos en el mirador del hotel, Jose tomando una cervecita mientras me bano en el rio. Craso error.
El agua llevaba tanta fuerza que si me movia me llevaba la corriente. Estaba en un apuro, pero como el agua me llegaba hasta las rodillas, parecia una broma, asi que Jose y todos los demas que hacian de publico se lo pasaron bomba e incluso hicieron alguna foto. Menos mal que Enrique tambien se estaba banando, y desde una posicion menos peligrosa me dio la mano y me salvo la vida!. Esto supuso mas guasas todavia por parte de los que no veian el "peligro", asi que me cabree y me fui muy digna a ducharme. En fin. Esto es un viaje de aventura.

Ya recuperada, nos quedamos cenando en el hotel. Decidimos que era el mejor sitio para estar esa noche.

Comments:
Seis tal para cual.
Besos.
 
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