miércoles, agosto 30, 2006

 
Ya estamos en casa, así que el blog lo terminaremos aquí. Eso quiere decir que de nuevo los acentos estarán en su sitio, y las ñ también. Quiere decir también que quedan todavía algunos días de vacaciones, así que no tenemos excusa para no terminar el blog, o al menos para darle un buen empujoncito, que aún no hemos salido de Laos!. Osea:

Viernes 11 de agosto de 2006 (Vientiane)


Amanecimos en Vientiane de nuevo. En el desayuno coincidimos con Chema y Mª Jesús y les pagamos su deuda. Ese día lo teníamos libre, así que nos acercamos al mercado matutino (Morning Market, se llama así) y dimos una vueltecita por allí. Compramos palillos para comer, que se guardan en unas fundas chulísimas, para nuestros sobrinos. En verdad el mercado no era nada especial.

A las 10 habíamos quedado con Luismi, Gustavo, Carmen y Enrique, para ir a darnos un masajito. Parecía un poco especial, ya que no estaba en un sitio específico de masajes, sino en el recinto de un templo que se llama Wat Soke Pa Luang, en las afueras de la ciudad. Si alguien va alguna vez, basta con darle el nombre del templo al tuk-tukero y os lleva seguro. En la información que trajimos lo recomiendaban especialmente, así que se lo comentamos a algunos miembros del grupo, y ya fueron Manuel y Gabriel, y vinieron encantados.

Así que allá fuimos, los seis en un tuk-tuk (3$) en busca de aventura.

Llegamos y, de momento, lo que vimos nos echó un poco para atrás: el sitio parecía un poco cutre, y no sabíamos si irnos o quedarnos. Efectivamente era un palafito de madera situado en el terreno que ocupa un templo. Había seis catres, suponemos que para los masajes, y los masajistas estaban durmiendo la siesta (eran las 10 y pico de la mañana). Enseguida se levantaron y nos invitaron a pasar a la sauna o a los catres, ya que el orden al parecer no importaba.
Pero como la sauna estaba apagada, (la encendieron para nosotros), y había que esperar una media hora Jose y yo decidimos pasar directamente al masaje; los demás esperaron un poco. Pronto empezaron a emanar olores como a menta y eucalipto. Como se puede ver en la foto, dicha sauna era completamente artesanal: un bidón metálico, en el que ponían agua y hierbas aromáticas, y que que calentaban con leña. El resultado era un festival de olores que hacían maravillas en el sistema respiratorio y en el estado de ánimo en general, a lo que contribuía el entorno maravilloso de vegetación, y el silencio.


Nos quitamos la ropa y nos cubrimos sólo con un pareo. Nos tumbamos boca abajo en los catres y poco a poco nos fuimos relajando, hasta abandonarnos en las manos de los masajitas, notando como manipulaban todos los músculos, insistiendo en los que notaban sobrecargados, Jose los gemelos y yo el cuello. Presionaron determinados puntos y, a veces, dolía un poco, pero al soltar se notaba verdadero alivio.

Resultaron ser bastante expertos, y esto fue lo mejor del día, o de muchos días. Nos hablaban en voz baja, todo muy suavecito. El ambiente era genial, así durante una hora. Luego entendimos por qué terminan agotados.

Cuando acabaron con nosotros, estábamos como nuevos, relajados pero con energía, entonces nos ofrecieron un té de coco amargo. Mientras lo tomábamos, llegaron Pilar y Carmen y al vernos nos preguntaron si era allí lo de los masajes. Lo hicieron en un volumen de voz normal, pero se nos antojó demasiado alto, contrastando con la paz que se respiraba allí. Al poco rato, ellas también hablaban bajito, sin darse cuenta.

Después del supermasaje pasamos a la sauna, saliendo de vez en cuando para tomar sorbitos de té, lo cual nos terminó de revitalizar e hidratar.

Para entonces, ya se estaban masajeando los demás, y estaban rozando el nirvana.

Fue genial, se lo recomendamos a todos los que vayan, de verdad. Ah! masaje y sauna nos costó 4 $ a cada uno. Luego dimos un paseo por el recinto del templo, que tiene una vegetación espectacular.

Al salir, los tuk-tuk que estaban esperando en la puerta del templo nos pedían un dineral por volver al hotel, por lo que pasamos de ellos; anduvimos unos 20 metros y un tuk-tuk que pasaba por allí nos llevó a los seis por 4 $ al hotel y luego a la ribera del río, donde comimos muy bien.
FOTO REALIZADA POR GUSTAVO

Después de comer visitamos varios templos, hablamos con sus monjes, recogimos la ropa que nos habían lavado (1 Kg. = 1 $), paseamos por la ciudad y compramos bocadillos para la cena.

Había que dejar la habitación a las 12 de la mañana, pero teníamos una habitación para poder ducharnos y cambiarnos de ropa. El equipaje lo dejamos en recepción.

Salimos a las 8 de la noche en nuestro propio autobús (el programa decía que iríamos en el autobús de línea, pero al final fuimos en nuestro autobús). A las 11 de la noche se realiza una parada técnica y nos repartiron unos bocadillos de atún (nadie nos había dicho que los repartirían) que no comemos porque acabamos de comernos los nuestros. Empiezó a llover y así estaría toda la noche. Dormimos como podemos (incómodamente).

Pero eso es la historia del día siguiente.

jueves, agosto 24, 2006

 
Bueno, despues del paron informativo, aqui estamos de nuevo. Estos dias han estado bastante completitos, por eso no hemos podido contar nada, pero de hoy no pasa.

Jueves 10 de agosto de 2006 (Vientiane)

Nos despertamos en Vientiane. Es tan tranquila que no parece la capital del pais. Apenas tiene trafico, ni nada de atascos, y nadie parecia tener prisa.

Amaneci resfriada, al igual que otros miembros del grupo. Jose ya estaba mejor.


Por la manana hicimos varias visitas guiadas. Empezamos por Wat Sisaket, y luego fuimos a Wat Phra Keo, que es un templo que tiene un museo que muestra muchas figuras de budas antiguos, algunos tenian billetes que les habian colocado en las manos.

Seguimos con la estupa That Luang, era enorme y el monumento mas importante de Laos. Situada en un parque grande, tenia muchos vendedores, y ninos volando cometas.


Junto al hotel hay un gran arco del Triunfo, llamado Patouxai. Se puede subir, pero no nos apetecia, y esperamos abajo a que suban algunos. No habia cerveza.

Luego fuimos a un puente, llamado "de la amistad", que une Laos con Tailandia. Esto fue a media manana, bajo un sol de justicia y con la sola proteccion de nuestros paraguas. Por cierto, que por aqui no los usan para guarecerse de la lluvia, sino del sol. Cuando llueve todos hacen como si no pasara nada, y siguen caminando, a menudo descalzos. Los ninos aprovechan para jugar en los charcos, incluso se banan en ellos, y nadie les dice nada, se lo pasan bomba.

Como iba diciendo, alla ibamos como autenticos guiris, por un puente que arquitectonicamente no tiene ningun interes, y asandonos de calor. Encima nos cobraron por la turistada.

Para reponernos, nos fuimos a un parque precioso, llamado Xieng Kuane. Habia numerosas estatuas de Buda, y tambien de deidades indias. Subimos a una estupa enorme, desde donde se veia todo el parque, estaba precioso. Coincidimos arriba con Gustavo y Concha.



Despues de dar una vuelta y hacer fotos, comimos alli muy bien, estabamos encantados con la comida oriental, es como comer en chinos, pero de verdad.

Como no encontramos cajeros automaticos en los dias anteriores, Maria Jesus y Chema nos prestaron 80.000 kips para ir tirando. Gracias chicos!

El tiempo amenazaba lluvia, pero no terminaba de llover. El calor nos dejo agotados, asi que nos fuimos al hotel y dormimos una siestecita que nos dejo como nuevos.

Salimos por la tarde, y por fin, encontramos un cajero. Es necesario que admitan tarjetas internacionales, por eso ha costado un poco encontrarlo. Sacamos 600.000 kips! Otra vez eramos ricos.

Estabamos de suerte, porque tambien encontramos la lavanderia. Dejamos la ropa, y nos dijeron que estaria lista al dia siguiente. Nos costo cada kilo 10.000 kips, o un dolar. En total, 5,6 kg de ropa sucia!.

Paseando, nos encontramos con Victor y las gallegas, Maria y Belen, y como aseguraron que habian cenado divinamente, nos quedamos con ellos y cenamos tambien. Todos nos montamos en tuk-tuk y volvemos al hotel.

Hizo buen tiempo despues de todo.

domingo, agosto 13, 2006

 
Miercoles 9 de agosto de 2006 (Vang Vieng - Cueva Tham Chang - Vang Sang - Mercado H'mong - Vientiane)

A pesar de que pusimos el despertador a las 6.30 pues no queriamos irnos sin ver el pueblo, no nos levantamos hasta las 8, ya que el autobus no salia hasta las 10.

Hacia muchisimo calor. Vang Vieng, tal y como sospechabamos (tambien por la informacion que traiamos) no tenia gran interes. Es una calle principal, con unas cuantas que la cruzan y que esta llena de bares y tiendas. El ambiente es mochilero a tope. Lo mas interesante sigue siendo el rio, sin duda, y también las imágenes cotidianas que Jose pudo captar con su cámara. Dimos un paseo y volvimos al hotel.

Salimos a la hora prevista, camino de Vientiane, la capital, y por el camino hicimos una parada para ver las cuevas de Tham Chang. Era un paisaje bonito, con mucha vegetacion y arroyitos. No tenia ganas de subir para verlas, asi que me quede abajo remojando los pies un ratito.

Luego fuimos a ver a unos Budas que estan en medio del bosque, el sitio se llama Vang Sang y que parece ser que son del siglo XI o XVI (palabras textuales de Victor). Para llegar hasta alli hay un camino que recorrimos en parte en autobus y en parte andando.


Paramos a comer en un pueblo por 3 dolares los dos, y compramos tres recipientes para guardar el arroz cocido, por 4 dolares. Esta fue una de esas paradas sólo para comer, sin otro objetivo que ese, pero que cuando menos te lo esperas te sorprende con imágenes y escenas que muestran realmente cómo es y vive la gente, o sea, que sirven para que te hagas una idea de como es el país, de verdad. Sólo hay que estar atentos y dar un paseíto. Vimos escenas como éstas:










Mas tarde vino lo mejor del dia: la visita a un mercado de la etnia H'mong, en el km. 52 de la carretera nacional 13. Estaba muy animado, habia de todo: frutas, ranas, verduras, el pescado, que para conservarlo fresco lo tienen sumergido en barrenos con agua, o sea que lo venden vivo. Las senoras estaban encantadas de que les hicieramos fotos. Compramos 1/2 dolar de pimientos picantes, aunque por las risas de ellas, supusimos que con esa cantidad podriamos haber comprado todo el puesto. Aun asi, nos dieron bastantes, creo que tendremos para mucho tiempo.









Llegamos a Vientiane y salimos a dar una vuelta, a cenar y a buscar una lavanderia para llevar la ropa al dia siguiente.
Cenamos en la ribera del rio Mekong, en unos puestos callejeros, que ponian, pescado y carne a la barbacoa, rollitos imperiales, etc. Todo en un ambiente guay, a la luz de las velas y de la luna llena. En la orilla opuesta se podia ver Tailandia.


Tuk-tuk al hotel y a la cama.

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